Introducción
La salsa bechamel es una de las salsas madre de la cocina clásica francesa y un componente esencial en muchas recetas, especialmente en la lasaña. Su textura cremosa y sabor suave ayudan a unir las capas de pasta, carne y queso, creando un plato armonioso y delicioso.
La salsa bechamel se originó en Francia en el siglo XVII y fue nombrada en honor a Louis de Béchamel, un financiero y jefe de cocina de la corte de Luis XIV. Con el tiempo, esta salsa ha trascendido fronteras y se ha convertido en un elemento fundamental en la cocina internacional, especialmente en la italiana.
Herramientas Necesarias
Para preparar una salsa bechamel perfecta, necesitarás los siguientes utensilios:
- Cazo o sartén mediano
- Batidor de mano o cuchara de madera
- Medidores de taza y cuchara
- Colador fino (opcional)
Si no tienes un batidor de mano, puedes usar una cuchara de madera, aunque el batidor facilita evitar los grumos. Un colador fino puede ser útil para colar la salsa y asegurar una textura más suave.
Incorporación de la Salsa Bechamel en la Lasaña
La salsa bechamel debe añadirse estratégicamente durante el montaje de la lasaña para garantizar una distribución uniforme y un sabor equilibrado. Sigue estos pasos para una lasaña perfecta:
- Capa Base: Comienza con una capa fina de bechamel en el fondo de la bandeja para hornear para evitar que la pasta se pegue.
- Capas Alternadas: Añade la salsa bechamel entre cada capa de pasta y relleno. Asegúrate de cubrir bien cada capa de pasta para mantenerla húmeda y darle sabor.
- Proporciones Ideales: Una proporción adecuada es aproximadamente 1/3 de taza de salsa bechamel por cada capa de pasta. Esto garantiza que la lasaña no quede seca y cada bocado tenga la cantidad justa de salsa.