1. Preparar los ingredientes:
Es importante que tanto el huevo como el aceite estén a temperatura ambiente. Esto es fundamental para lograr una emulsión perfecta. Si los ingredientes están fríos, la emulsión podría no formarse correctamente, y la mayonesa quedará líquida o se cortará.

2. Añadir los ingredientes en el orden correcto:
Rompe el huevo directamente en el vaso de la batidora. Añade la sal, el jugo de limón o vinagre blanco y, si decides usar algún ingrediente opcional como la mostaza o el ajo en polvo, agrégalo también en este momento.

3. Agregar el aceite:
Vierte lentamente el aceite en el vaso, pero no mezcles todavía. Asegúrate de que el aceite quede en la parte superior del vaso. Esto es importante, ya que facilita que la emulsión comience desde abajo hacia arriba.

4. Batir los ingredientes:
Si estás usando una batidora de inmersión, colócala en el fondo del vaso, directamente sobre el huevo. Empieza a batir a baja velocidad sin mover la batidora al principio. Notarás cómo la emulsión comienza a formarse en la parte inferior del vaso. Una vez que empiece a emulsionar, puedes comenzar a mover la batidora suavemente hacia arriba y hacia abajo hasta que toda la mezcla se haya convertido en una crema espesa y homogénea.

5. Ajustar el sabor:
Prueba la mayonesa y ajusta la sal o el jugo de limón/vinagre si lo consideras necesario. Puedes añadir un poco más de limón si prefieres una mayonesa más ácida o más sal si lo deseas. Si usaste mostaza o ajo en polvo, asegúrate de que el sabor esté equilibrado.

6. Almacenamiento:
Coloca la mayonesa en un frasco de vidrio o recipiente hermético y guárdala en el refrigerador. La mayonesa casera se mantendrá fresca durante aproximadamente una semana, siempre y cuando se conserve refrigerada.