Paso 1: Preparar la mezcla líquida

• En un bol grande, añade los 3 huevos, 100 ml de aceite de girasol, una pizca de sal, 100 ml de leche y 150 g de azúcar.
• Con la ayuda de una batidora o varillas manuales, mezcla todo bien hasta obtener una masa homogénea y ligeramente espumosa. Este paso es crucial para incorporar aire y asegurar que las magdalenas queden esponjosas.

Paso 2: Añadir los ingredientes secos

• Tamiza los 250 g de harina común junto con el sobre de levadura de repostería (16 g). Tamizar ayuda a evitar grumos y asegura una mezcla más suave.
• Poco a poco, incorpora la mezcla de harina y levadura a los ingredientes líquidos, batiendo suavemente hasta que todo esté bien integrado.
• Si decides añadir la ralladura de limón, este es el momento perfecto para hacerlo. Agregar la ralladura le dará un sabor fresco y ligero a tus magdalenas.

Paso 3: Preparar el horno y los moldes

• Precalienta el horno a 200°C con calor arriba y abajo (sin ventilador).
• Mientras el horno se calienta, coloca las cápsulas de papel en los moldes para magdalenas. También puedes usar un molde engrasado si no tienes cápsulas de papel.

Paso 4: Llenar los moldes

• Llena cada cápsula de magdalenas con la mezcla, asegurándote de no sobrepasar las tres cuartas partes del molde, ya que las magdalenas crecerán en el horno.
• Espolvorea un poco de azúcar por encima de cada magdalena. Esto creará una capa crujiente en la parte superior, que es uno de los toques más característicos de las magdalenas tradicionales.

Paso 5: Hornear

• Baja la temperatura del horno a 180°C justo antes de meter las magdalenas.
• Hornea durante 15-20 minutos. El tiempo puede variar según cada horno, por lo que es recomendable revisar las magdalenas a partir de los 15 minutos. Estarán listas cuando estén doradas por encima y al insertar un palillo en el centro, este salga limpio.

Paso 6: Enfriar y disfrutar

• Una vez cocidas, retira las magdalenas del horno y deja enfriar sobre una rejilla. Esto ayudará a que mantengan su textura esponjosa.