Paso 1: Preparar las fresas

1. En un bol, mezcla las fresas cortadas con 1/4 de taza de azúcar y la cucharada de jugo de limón.
2. Deja reposar la mezcla durante 15-30 minutos, permitiendo que las fresas suelten sus jugos. Esto también suaviza las fresas y potencia su dulzura.

Paso 2: Hacer la base del helado

1. En un bol aparte, combina las 2 tazas de crema para batir, la taza de leche entera, la pasta de vainilla (o las semillas de la vaina de vainilla) y una pizca de sal.
2. Agrega el resto del azúcar (1/2 taza) a la mezcla y revuelve bien hasta que el azúcar se disuelva por completo. La mezcla debe quedar homogénea y suave.

Paso 3: Triturar las fresas

1. Una vez que las fresas hayan soltado su jugo, tritúralas ligeramente con un tenedor o un procesador de alimentos. Si prefieres que el helado tenga una textura más rústica, deja algunos trozos enteros de fresa.
2. Añade las fresas trituradas a la mezcla de crema y leche, e intégralas suavemente con una espátula o cuchara de madera.

Paso 4: Congelar la mezcla

1. Si tienes una máquina para hacer helados, vierte la mezcla en la máquina y sigue las instrucciones del fabricante hasta que el helado alcance la consistencia deseada.
2. Si no tienes una máquina de helados, vierte la mezcla en un recipiente apto para el congelador. Colócalo en el congelador y cada 30 minutos remueve la mezcla con un tenedor para romper los cristales de hielo. Repite este proceso durante 3-4 horas, hasta que el helado tenga una textura cremosa y firme.

Paso 5: Servir el helado

1. Cuando el helado esté listo y firme, sirve en copas o conos.
2. Si lo deseas, puedes decorar con fresas frescas adicionales, un chorrito de salsa de chocolate o incluso un poco de crema batida para darle un toque más especial.