1. Calienta la leche y la crema

En una cacerola, vierte los 500 ml de leche entera y los 250 ml de crema de leche (nata). Calienta a fuego medio, removiendo ocasionalmente para evitar que se queme o se pegue al fondo de la cacerola. Es importante que la mezcla no llegue a hervir; cuando veas que empieza a formarse vapor en la superficie, estará lista.

2. Derrite el chocolate

Mientras la leche y la crema se calientan, pica finamente los 150 g de chocolate negro. Coloca el chocolate en un recipiente resistente al calor y derrítelo al baño maría o en el microondas, utilizando intervalos cortos de 15-20 segundos para evitar que se queme. Remueve bien hasta que esté completamente derretido y homogéneo. Reserva.

3. Bate las yemas y el azúcar

En un bol aparte, coloca las 4 yemas de huevo y los 150 g de azúcar. Bate la mezcla con una batidora de mano o un batidor manual hasta que quede pálida y espesa. Este paso es crucial para que el helado tenga una textura suave y sedosa.

4. Incorpora la mezcla de leche a las yemas

Una vez que la leche y la crema estén calientes, retira la cacerola del fuego. Ahora, con mucho cuidado, vierte lentamente la mezcla caliente sobre las yemas batidas, removiendo constantemente con un batidor para evitar que las yemas se cocinen con el calor. Este proceso permite integrar todos los ingredientes sin que se formen grumos.

5. Espesa la mezcla

Vuelve a colocar la mezcla en la cacerola y caliéntala a fuego bajo. Remueve constantemente con una espátula de silicona o una cuchara de madera hasta que la mezcla espese ligeramente. Esto tomará unos 5-8 minutos. Sabes que está lista cuando cubra el dorso de una cuchara y, al pasar el dedo, se quede una línea marcada.

6. Añade el chocolate derretido

Una vez que la mezcla haya espesado, retírala del fuego y añade el chocolate derretido que reservaste. Remueve bien hasta que el chocolate se haya incorporado por completo y la mezcla sea uniforme. Si lo deseas, este es el momento de añadir la cucharadita de extracto de vainilla para darle un toque extra de sabor.

7. Enfría la mezcla

Deja que la mezcla se enfríe completamente a temperatura ambiente. Esto puede tardar unos 30-45 minutos. Luego, cubre el recipiente con papel film y refrigera durante al menos 4 horas o hasta que esté bien fría. Este paso es importante para garantizar que el helado tenga una buena textura una vez congelado.

8. Congela el helado

Si tienes una máquina de helados, vierte la mezcla fría en la máquina y sigue las instrucciones del fabricante. Si no tienes una, no te preocupes: también puedes hacer el helado manualmente. Vierte la mezcla en un recipiente apto para el congelador. Coloca el recipiente en el congelador y, cada 30 minutos, saca el helado y remuévelo vigorosamente con una cuchara o batidor. Esto ayuda a romper los cristales de hielo y garantiza que el helado tenga una textura cremosa. Repite este proceso durante 3-4 horas.

9. Sirve

Cuando el helado haya alcanzado la consistencia deseada, estará listo para servir. Puedes decorarlo con trozos de chocolate, frutos secos, o simplemente disfrutarlo tal cual