1. Batir los huevos

En un bol grande, agrega los 2 huevos y los 100 gramos de azúcar. Con la ayuda de una batidora de mano (o un batidor manual si prefieres), bate la mezcla durante aproximadamente 3 a 4 minutos. El objetivo es que la mezcla adquiera una textura espumosa, cambie de color a un tono más claro (casi blanco), y casi duplique su volumen. Este proceso es importante para que las galletas queden ligeras y bien aireadas.

2. Incorporar los ingredientes secos

Una vez que los huevos y el azúcar estén bien batidos, comienza a incorporar los ingredientes secos. Primero, tamiza los 40 gramos de harina junto con la pizca de sal directamente en el bol con la mezcla de huevos y azúcar. Mezcla bien hasta que la harina esté completamente integrada. Luego, añade los 125 gramos de coco rallado y continúa mezclando hasta obtener una masa homogénea. Asegúrate de que el coco se distribuya uniformemente en toda la masa.

3. Reposar la masa

Deja reposar la masa durante unos minutos mientras precalientas el horno a 180 °C (350 °F). Este reposo permitirá que la harina y el coco absorban los líquidos, lo que ayudará a que las galletas mantengan su forma al hornearse.

4. Formar las galletas

Una vez que la masa ha reposado, es momento de dar forma a las galletas. Con las manos ligeramente húmedas o usando una cuchara, toma pequeñas porciones de masa y forma bolitas del tamaño que prefieras. Coloca las bolitas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal (o papel para hornear) para evitar que las galletas se peguen. Puedes aplanarlas ligeramente con los dedos si prefieres una forma más plana, o dejarlas redondeadas para un estilo más rústico. Si lo deseas, puedes espolvorear un poco de coco rallado extra sobre cada galleta para darle un toque decorativo y extra de sabor.

5. Hornear

Introduce la bandeja en el horno precalentado y hornea las galletas durante 8 o 9 minutos. Es importante vigilarlas de cerca, ya que el tiempo de horneado puede variar ligeramente dependiendo del horno. Las galletas deben estar doradas, especialmente en los bordes, lo que indicará que están listas. Si prefieres unas galletas más blandas, retíralas del horno tan pronto como estén ligeramente doradas; para una textura más crujiente, puedes dejarlas unos minutos más.

6. Enfriar y espolvorear

Una vez que las galletas estén doradas y listas, sácalas del horno y déjalas enfriar en la bandeja durante unos minutos antes de transferirlas a una rejilla para que se enfríen completamente. Cuando estén frías, espolvorea las galletas con un poco de azúcar glass para darles un toque final dulce y decorativo. ¡Ahora están listas para disfrutar!