1. Preparar la mezcla para los crepes:

• En un tazón grande, añade 1 taza de harina de trigo y 2 huevos grandes. Usa un batidor para mezclar los ingredientes hasta que estén bien integrados.
• Poco a poco, comienza a añadir 1 taza de leche y 1/2 taza de agua. Es importante que lo hagas en pequeñas cantidades, batiendo constantemente para evitar que se formen grumos en la mezcla.

2. Añadir la mantequilla y el sabor:

• Una vez que la mezcla esté suave y sin grumos, agrega 1/4 de cucharadita de sal y 2 cucharadas de mantequilla derretida. Si estás haciendo crepes dulces, también añade 1 cucharadita de extracto de vainilla. Estos ingredientes ayudan a darle un sabor más profundo y una textura suave a los crepes.
• Mezcla bien todos los ingredientes hasta que tengas una masa líquida homogénea.

3. Calentar la sartén:

• Calienta una sartén antiadherente a fuego medio-alto. Añade una pequeña cantidad de mantequilla o aceite para engrasarla ligeramente. Esto ayudará a que los crepes no se peguen y queden perfectamente dorados.

4. Cocinar los crepes:

• Vierte aproximadamente 1/4 de taza de la mezcla en la sartén caliente. Inclina la sartén inmediatamente en un movimiento circular para que la masa cubra uniformemente toda la superficie de la sartén.
• Cocina el crepe durante unos 2 minutos. Sabes que está listo para darle la vuelta cuando los bordes estén ligeramente dorados y la parte inferior tenga un color dorado.
• Con cuidado, voltea el crepe utilizando una espátula y cocina el otro lado durante 1 minuto más, o hasta que esté dorado.

5. Repetir el proceso:

• Repite este proceso con el resto de la mezcla, asegurándote de engrasar ligeramente la sartén entre crepes si es necesario para evitar que se peguen.

6. Servir:

• Sirve los crepes calientes con tus rellenos favoritos. Algunas ideas populares incluyen frutas frescas, crema batida, mermelada, Nutella, o incluso rellenos salados como jamón de pollo y queso.