Ingredients
Scale
- 500 ml de leche: preferiblemente leche entera para obtener una textura más cremosa.
- 4 yemas de huevo: se utilizan solo las yemas para aportar suavidad y consistencia a la crema.
- 100 g de azúcar: para endulzar la crema y luego caramelizar la superficie.
- 1 cucharada de maicena (fécula de maíz): es el espesante que permite que la crema adquiera la textura adecuada.
- 1 ramita de canela: para dar un toque aromático clásico.
- Cáscara de 1 limón: otorga frescura y sabor cítrico.
- Azúcar extra para caramelizar: esta se espolvorea justo antes de servir para obtener esa capa crujiente.
Instructions
1. Infusiona la leche
- En una cacerola mediana, vierte los 500 ml de leche junto con la cáscara de limón (procura no incluir la parte blanca para evitar amargor) y la ramita de canela.
- Calienta a fuego medio hasta que la leche comience a hervir ligeramente.
- Una vez que haya hervido, retira la cacerola del fuego y deja reposar durante unos minutos para que los sabores del limón y la canela se infundan en la leche. Este paso es clave para que la crema tenga su sabor distintivo.
2. Mezcla las yemas de huevo con el azúcar
- Mientras la leche infusiona, en un bol aparte, bate las 4 yemas de huevo junto con 100 g de azúcar. Usa una batidora manual o eléctrica hasta obtener una mezcla cremosa y de color más claro.
- Añade la cucharada de maicena a la mezcla de yemas y continúa batiendo hasta que esté completamente integrada. La maicena es esencial para darle espesor a la crema sin que se vuelva demasiado densa.
3. Incorpora la leche a la mezcla de yemas
- Una vez que la leche esté infusionada y ligeramente tibia (no debe estar muy caliente para evitar que las yemas se cocinen al instante), retira la cáscara de limón y la ramita de canela.
- Vierte poco a poco la leche infusionada sobre la mezcla de yemas y azúcar, batiendo constantemente para que las yemas no se cuajen. Este paso debe hacerse lentamente para lograr una textura suave y homogénea.
4. Cocina la crema
- Vuelve a verter la mezcla en la cacerola y caliéntala a fuego medio, removiendo constantemente con una cuchara de madera o una espátula.
- Cocina durante unos 10-15 minutos, hasta que la crema espese. Es importante que no permitas que la crema hierva, ya que podría cortarse o adquirir una textura grumosa.
- Una vez que la crema haya alcanzado el espesor deseado (debe cubrir el dorso de una cuchara), retira la cacerola del fuego.
5. Enfría la crema
- Vierte la crema espesa en recipientes individuales, como ramequines o pequeños cuencos.
- Deja que la crema se enfríe a temperatura ambiente durante unos minutos, y luego refrigera durante al menos 2 horas. Este paso es crucial para que la crema adquiera su consistencia final antes de caramelizarla.
6. Carameliza el azúcar
- Justo antes de servir, espolvorea una fina capa de azúcar extra sobre la superficie de cada crema.
- Usa un soplete de cocina para quemar el azúcar hasta que se derrita y forme una capa dorada y crujiente. Si no tienes un soplete, puedes colocar los recipientes bajo el grill del horno a máxima potencia durante unos minutos, vigilando de cerca para evitar que el azúcar se queme demasiado.