1. Precalentar el horno:
Precalienta el horno a 180°C (350°F). Engrasa un molde para bizcocho con un poco de mantequilla o aceite, o bien coloca papel para hornear en el fondo del molde. Esto ayudará a que el bizcocho no se pegue y sea fácil de desmoldar una vez cocido.

2. Batir los huevos:
En un tazón grande, rompe los 3 huevos y bátelos hasta que queden bien integrados. Puedes utilizar un batidor manual o una batidora eléctrica. Es importante batir los huevos hasta que estén espumosos, ya que esto ayudará a que el bizcocho sea más esponjoso.

3. Añadir el yogur:
Agrega el yogur natural al tazón con los huevos y mezcla hasta que obtengas una textura suave y homogénea. El yogur es clave para aportar humedad y sabor al bizcocho, además de mejorar su textura.

4. Incorporar la maicena:
Incorpora poco a poco la taza de maicena (fécula de maíz) al tazón. Bate constantemente para evitar que se formen grumos en la mezcla. Si es necesario, tamiza la maicena antes de añadirla para asegurarte de que quede lo más fina posible y evitar grumos.

5. Verter en el molde:
Una vez que la mezcla esté lista y sin grumos, viértela en el molde previamente preparado. Asegúrate de distribuir la masa de manera uniforme en el molde para que el bizcocho se hornee de forma pareja.

6. Hornear:
Coloca el molde en el horno precalentado y hornea durante 25-30 minutos. Para comprobar si está listo, inserta un palillo en el centro del bizcocho; si sale limpio, el bizcocho está cocido. Si el palillo sale con masa cruda, deja hornear unos minutos más.

7. Enfriar y desmoldar:
Una vez que el bizcocho esté listo, retíralo del horno y déjalo enfriar en el molde durante unos 10 minutos. Luego, desmóldalo con cuidado y colócalo sobre una rejilla para que termine de enfriarse completamente.