Paso 1: Preparar la mezcla

En un tazón grande, agrega las lentejas cocidas, la zanahoria rallada, la cebolla finamente picada, el ajo picado, el pan rallado, el perejil fresco picado, el comino, la sal y la pimienta al gusto. Usa tus manos o una cuchara grande para mezclar todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea. Asegúrate de que las lentejas estén bien integradas con el resto de los ingredientes, lo que ayudará a que las albóndigas mantengan su forma.

Paso 2: Formar las albóndigas

Una vez que la mezcla esté bien integrada, humedece ligeramente tus manos para evitar que la masa se pegue. Luego, toma porciones de la mezcla y forma pequeñas bolas del tamaño que prefieras, presionando suavemente para darles forma compacta. Este paso es crucial para que las albóndigas no se deshagan durante la cocción.

Paso 3: Cocinar

Calienta una sartén grande a fuego medio y agrega suficiente aceite para cubrir ligeramente el fondo de la sartén. Cuando el aceite esté caliente, coloca las albóndigas en la sartén, asegurándote de no sobrecargarla para que las albóndigas se cocinen de manera uniforme. Fríe las albóndigas durante unos 3-4 minutos por cada lado, o hasta que estén doradas y crujientes por fuera.

Consejo: Si prefieres una opción más ligera, también puedes hornear las albóndigas. Precalienta el horno a 200°C, coloca las albóndigas en una bandeja de hornear con papel pergamino y hornea durante 20-25 minutos, volteándolas a mitad de cocción para que se doren de manera uniforme.

Paso 4: Servir

Una vez cocidas, retira las albóndigas de la sartén y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Sirve las albóndigas de lentejas y zanahoria calientes, acompañadas de salsa de tomate o cualquier otra salsa de tu preferencia. También son una excelente opción para acompañar platos de pasta, arroz o ensaladas frescas.